Café y salud: una cuestión no resuelta

El consumo de café sin edulcorar reduce la mortalidad entre un 16 y un 29% dependiendo del número de tazas.El café es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Tal vez por ello, los estudios que refieren un efecto positivo del café sobre la salud, tienen un importante impacto mediático. Un nuevo trabajo en esta línea ha ocupado las cabeceras recientemente. Veamos que dudas hay acerca de la relación entre café y salud.

Hay temas que reaparecen recurrentemente con el tiempo, y uno de ellos es el efecto del café en la salud. Pareciera que con cada estudio que encuentra una relación positiva estuviéramos buscando la confirmación de que un hábito tan cotidiano es en efecto, beneficioso. Lo cierto es que el café es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo, lo que justifica ese especial interés. Artículo publicado en la revista Alimente el 21/06/2022.

En esta ocasión, nos encontramos con resultados de un estudio a partir de datos de 171.616 participantes en Reino Unido, “Association of Sugar-Sweetened, Artificially Sweetened, and Unsweetened Coffee Consumption With All-Cause and Cause-Specific Mortality“, ACP Journals, julio 2022,  a los que se siguió entre 2009 y 2018. Los participantes estaban libres de enfermedad cardiovascular o diabetes al inicio del estudio. El objetivo fue analizar la relación entre el consumo de café sin azúcar, con azúcar o con edulcorantes con la mortalidad total o por algunas causas específicas.

El consumo de café sin edulcorar reduce la mortalidad entre un 16 y un 29% dependiendo del número de tazas.

Y los resultados son tranquilizadores para los muy cafeteros: el consumo de café sin edulcorar reduce la mortalidad entre un 16 y un 29% dependiendo del número de tazas; el café con azúcar lo reduce en un 31% o puede aumentarlo en un 5%, también según la dosis. Para el café con edulcorantes, no se encontró una relación clara entre mortalidad y dosis de consumo.

Hasta aquí todo bien; al fin y al cabo, tenemos un estudio con una muestra grande, con un seguimiento a varios años. Algo similar a lo observado en otro análisis con más de medio millón de personas de diez países que participan en el Estudio Prospectivo de Investigación contra el Cáncer (EPIC), seguidas durante nada menos que más de 16 años. En este caso, el 25% de participantes que consumían más café al día, tenía menor mortalidad, en concreto un 12% los hombres y un 7% las mujeres, “Coffee Drinking and Mortality in Ten European Countries – the EPIC Study“, PMC PubMed Central, agosto 2017.

En España también se han desarrollado estudios similares, como un trabajo reciente en Valencia con 1.567 individuos seguidos durante 18 años, y que indica que consumir más de una taza de café al día, frente a ser “abstemio” de café, reduce el riesgo de muerte en un 44%. Un efecto nada desdeñable y que ya quisieran conseguir muchos fármacos, “Coffee Consumption and All-Cause, Cardiovascular, and Cancer Mortality in an Adult Mediterranean Population“, PubLmed, abril 2021.

Recurriendo a los meta-análisis (estudios que analizan de forma conjunta los datos de otros trabajos sobre un mismo tema) tenemos datos procedentes de 40 estudios y 3.852.651 sujetos, con 450.256 muertes en total. La dosis óptima fue de 3,5 tazas de café al día, reduciendo la mortalidad en un 15%. Curiosamente estos resultados no variaron en función del contenido en cafeína del café, algo que ya se había apuntado con anterioridad, “Coffee consumption and all-cause and cause-specific mortality: a meta-analysis by potential modifiers“, PubLmed, mayo 2019.

Dudas razonables.

Aparentemente los resultados que hemos mostrado son sólidos. Pero hay cuestiones de detalle que hacen que tengamos que arrojar ciertas dudas. En primer lugar, una reducción del riesgo tan marcada asociada al consumo de un único alimento deben hacernos sospechar, cuando intervenciones farmacológicas como el uso de estatinas, no alcanzan en algunos casos cifras tan elevadas de efectividad.

Aparte de esto, el problema de base fundamental en estos trabajos es la toma de datos: y es que, a pesar de seguir la mortalidad de los participantes durante varios años, solo se preguntó por la frecuencia de consumo de café una vez: al inicio del estudio. Asumir que el consumo de café se va a mantener invariable durante tanto tiempo para todos los sujetos, es mucha suposición. Este tipo de métodos, con cuestionarios de consumo de alimentos puede ser útil para estudios transversales, es decir los que analizan el estado puntual de salud en un momento determinado. Solo si se repitiera estos cuestionarios periódicamente a lo largo del seguimiento, podríamos plantearnos cierta fiabilidad.

Al menos, esta es una limitación reconocida por los autores del nuevo estudio, y también del procedente de datos de EPIC. A esto, habría que añadir otras incertidumbres que ya mencionamos en este espacio, en el año 2018: qué significa una taza de café (variaciones en tamaño y cantidad), preparación y tipo de café, si se toma con leche o no, cantidad de azúcar o edulcorante… , El café no es malo, pero, ¿hasta que cantidad?, Gente Sana, julio 2018,  son muchas las variables a tener en cuenta. Por ejemplo, sabemos que existe una enorme variabilidad en el contenido de cafeína, incluso en muestras tomadas en un mismo bar, que ponen en duda la utilidad de la medida de “una taza de café”: Variations in caffeine and chlorogenic acid contents of coffees: what are we drinking?

Cafeína: pruebas sólidas.

Más allá de la epidemiología, son los ensayos clínicos los que nos pueden dar una mejor idea del efecto del café en la salud. Uno de los campos donde está demostrada de forma amplia la utilidad del café, y en concreto de la cafeína, es como ayuda ergogénica: es decir, para mejorar el rendimiento deportivo. Multitud de estudios demuestran que el café puede ser una ayuda tanto a nivel físico como cognitivo. En la actualidad ha pasado a recomendarse el uso de suplementos de cafeína con dosis conocidas, debido a la alta variación del contenido en cafeína en el café, que ya hemos mencionado. Señalar que hay un límite diario recomendado de consumo de cafeína (400mg) para evitar efectos adversos como deshidratación, taquicardia, ansiedad o estrés, o el desarrollo de dependencia, limitándose aun más el consumo en mujeres embarazadas (no más de una taza de café al día).

Hemos mencionado anteriormente que los efectos positivos se han observado de forma independiente al contenido de cafeína. Se ha explicado esto asociado al contenido en sustancias antioxidantes del café, si bien algunos ensayos clínicos no han encontrado una mejora del estrés oxidativo con el consumo de esta bebida, y los resultados no son concluyentes en este sentido, “Coffee Consumption and Oxidative Stress: A Review of Human Intervention Studies“, PubLMed, julio 2016.

Café y cáncer.

La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó en el año 2015 los resultados de su análisis sobre la presencia de acrilamida en la cadena alimentaria, “Scientific Opinion on acrylamide in food

Esta sustancia ha sido calificada como carcinógeno probable en humanos, de ahí el interés. Los alimentos que más contribuyen en la dieta a la presencia de acrilamida son las patatas fritas, los horneados a base de cereales, el café y los cafés solubles. En 2017, la Comisión Europea publicó el reglamento UE 2017/2158 con medidas para reducir la presencia de acrilamida en los alimentos. En su epígrafe f se incluyen el café tostado, café instantáneo y los sucedáneos del café.

Hay dudas e incertidumbre sobre la relación entre acrilamida y cáncer. Los límites de exposición se han establecido en base a datos procedentes de estudios en animales. Lógicamente, no podemos hacer ensayos clínicos con sustancias cancerígenas. Los estudios epidemiológicos en humanos muestran o ningún efecto, o una pequeña protección del café frente a algunos tipos de cáncer.  Lo cierto es que el debate está abierto, y el café, aunque en pequeñas cantidades, es una de las principales fuentes de acrilamida en la dieta.

Como siempre: contexto.

Este puede ser uno de esos artículos que dejan al lector con más preguntas que respuestas. El mensaje principal es que tomemos con ciertas dosis de precaución o incluso escepticismo ciertos resultados, sobre todo cuando sean espectacularmente buenos. Pensar que tomar una taza de café frente a no tomarla, pueda reducir a la mitad o en un tercio el riesgo de muerte, está fuera de toda lógica. Tampoco debemos dejarnos alarmar por la posible relación entre café, acrilamida, y cáncer. Como siempre, el contexto: una taza de café probablemente no es lo mismo para una persona que cuida su dieta y su estilo de vida, que para alguien que es sedentario, tiene obesidad o sobrepeso, y se atiborra a patatas fritas, bollería y horneados industriales, y fuma. Mantengamos el sentido común.

Clínica Dr. Durántez para un envejecimiento saludable

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