COVID-19 y Telómeros

Las personas con telómeros demasiado largos, tienen menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero incrtementan riesgo de cáncer.La longitud de los telómeros y su relación con la salud, es un campo muy activo de investigación. El equipo de María Blasco, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, ha estudiado su relación con la severidad de la COVID-19. Estos son los resultados. Artículo publicado en la revista Alimente el 01/02/2021.

Los telómeros son unas estructuras que protegen a los cromosomas, y que se acortan en cada división celular. Se ha establecido una analogía que lo ilustra muy bien: son como los capuchones que cubren los extremos de los cordones de los zapatos. Cuando se deterioran, el cordón (el cromosoma) se deshilacha.  Algo similar sucede en las células; cuando la longitud telomérica se acerca a cierto límite, la célula no puede replicarse más veces, y entra en lo que se denomina apoptosis o muerte celular programada. Un proceso que tiene todo el sentido, para liberar al organismo de esas células envejecidas.

La longitud telomérica está asociada al envejecimiento y es de hecho, uno de los parámetros que permiten calcular el llamado límite de Hayflick que marcaría nuestra longevidad potencial máxima, de 120-130 años.  El grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO dirigido por María Blasco es uno de los más activos en este campo. Recientemente publicaba un trabajo en el que comparaba la longevidad de diferentes especies animales, hallando que no solo la longitud de los telómeros al nacer, sino la velocidad a la que se acortan, son los predictores de longevidad potencial, “Telómeros: El reloj que marca las horas“, Gente Sana, octubre 2019.

El perfil de mortalidad y morbilidad del virus SARS-CoV-2 es diferente al de otros virus como el de la gripe común, afectando con mayor severidad a los mayores, y siendo asintomático en su mayor parte en niños. Por tanto, el envejecimiento y los mecanismos asociados a nivel celular podrían tener una relación.

El equipo de Blasco observó que el perfil de mortalidad y morbilidad del virus SARS-CoV-2 es diferente al de otros virus como el de la gripe común, afectando con mayor severidad a los mayores, y siendo asintomático en su mayor parte en niños. Por tanto, el envejecimiento y los mecanismos asociados a nivel celular podrían tener una relación. En concreto, se ha observado que uno de los efectos secundarios de la enfermedad es la fibrosis pulmonar o renal, lo que indica un agotamiento en la capacidad de regeneración de los tejidos. Algo que los investigadores también habían conseguido reproducir en modelos de ratón con telómeros cortos, que también desarrollaban fibrosis pulmonar.

La hipótesis, por tanto, es que la COVID-19 aumentaría la necesidad de regenerar las células de los alveolos pulmonares, afectadas por el virus. Esto aceleraría ese proceso de fibrosis pulmonar asociado a telómeros cortos y a una baja capacidad de recuperación de esas células. Para comprobar su teoría, se tomaron muestras de sangre de pacientes afectados por COVID-19 y tratados en el hospital de campaña de IFEMA, en Madrid durante la primera ola de la pandemia, en 2020.

A menor longitud de los telómeros, mayor severidad de la enfermedad, algo que va en paralelo a la edad.

Los resultados muestran que, a menor longitud de los telómeros, mayor severidad de la enfermedad, algo que va en paralelo a la edad. Además, los pacientes con pronóstico grave o agudo mostraban una mayor velocidad de acortamiento telomérico comparados con los leves o moderados, y menor longitud de los telómeros, de forma independiente a su edad. Y curiosamente, a igualdad de edad las mujeres tenían telómeros más largos que los hombres, lo que está de acuerdo con la menor mortalidad por COVID-19 en féminas.

Blasco hipotetiza con la posibilidad de utilizar la telomerasa, la enzima que se encarga de alargar los telómeros, y que en ratones ha demostrado reducir la severidad de la fibrosis pulmonar, como una terapia potencial tras la COVID-19. Pero recordemos que en biología nada es lineal, y que tener telómeros más largos no tiene por qué ser necesariamente beneficioso. Se piensa que el acortamiento telomérico asociado al envejecimiento, puede tener un efecto protector contra el cáncer. Conforme las células se van replicando y envejecemos, pueden producirse errores que conviertan una célula en tumoral. El acortamiento telomérico induciría el fin de su ciclo vital y, por tanto, la supresión de estas células indeseables. Un estudio reciente encontró que una mutación en un gen que aumenta la actividad de la telomerasa por encima de lo normal, aumentaría la incidencia de cáncer en los individuos portadores, “La limitación de la longitud de los telómeros, un mecanismo de defensa contra el cáncer“, Genotipia, febrero 2021.

Las personas con telómeros demasiado largos, si bien tienen menor riesgo de padecer las enfermedades relacionadas con el envejecimiento como las cardiovasculares, pueden incrementar su riesgo a padecer algunos tipos de cáncer.

Por otro lado, se conoce que las personas con telómeros demasiado largos, si bien tienen menor riesgo de padecer las enfermedades relacionadas con el envejecimiento como las cardiovasculares, pueden incrementar su riesgo a padecer algunos tipos de cáncer, “Association Between Telomere Length and Risk of Cancer and Non-Neoplastic Diseases: A Mendelian Randomization Study“, PMC, mayo 2017.

Por tanto, antes de poder aplicar estos tratamientos con telomerasa, como terapia para las enfermedades relacionadas con el envejecimiento o bien como una estrategia para ralentizarlo, mejorar la calidad de vida e incluso alargar la vida, debemos estar seguros de que no activamos otros efectos colaterales indeseables.

No podemos dejar de recomendar al lector, como solemos hacer, que cuide sus hábitos. Sabemos que la vida saludable se asocia al mantenimiento de una longitud telomérica óptima. Se acaba de publicar un artículo que relaciona el consumo de fibra dietética con este parámetro “Dietary Fiber and Telomere Length in 5674 U.S. Adults: An NHANES Study of Biological Aging“, PubLMed, marzo 2018. El estudio encontró un aumento de 8,3 pares de bases por cada gramo de fibra consumido en cada 1.000 kcal de alimento. Los autores calculan que teniendo en cuenta que cada año cronológico se asocia con un acortamiento de 15,5 pares de bases, aumentar el consumo de fibra en 10g por cada 1.000 kcal en la dieta, podría ser equivalente a reducir en 5,4 años el envejecimiento biológico. Algo nada desdeñable.

Clínica Dr. Durántez para un envejecimiento saludable

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