Ángel Durántez, médico antiedad:
“Entre los 35 y los 40 años empieza el declive del envejecimiento”
“A lo largo de la vida pasamos por tres momentos de envejecimiento”
“El 70 o 80% del envejecimiento está en nuestras manos”
Durántez, pionero en España de la Medicina para el Envejecimiento Saludable y de la Medicina Preventiva Proactiva, asegura: “Hay que moverse, que cada cual haga lo que pueda”
España sigue siendo uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo. Lo refleja el informe anual del Ministerio de Sanidad sobre Esperanzas de vida en España, que sitúa la esperanza de vida al nacer en 2020 en 82,2 años (85 en mujeres y 79,5 en hombres). “El aumento en la longevidad supera constantemente las expectativas. Por cada año que transcurre, la esperanza de vida se extiende en aproximadamente 3 meses”, dice en sus redes sociales el doctor Ángel Durántez. Por eso es necesaria una reflexión sobre como envejecemos. “La idea es morir joven lo más tarde posible”, apunta el especialista, uno de los pioneros en España de la Medicina para el Envejecimiento Saludable y de la Medicina Preventiva Proactiva
Titulado en Age Management Medicine en Estados Unidos por la CERF (Cenegenics Education and Research Foundation), es también autor del libro Joven a los 100, todas las claves para vivir más y mejor (La Esfera de los Libros). El doctor Durántez, vocal de la SEMAL (Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad) y miembro de SEMED (Sociedad Española de Medicina del Deporte), ha aparecido en la lista Forbes 2018, 2019 y 2020 como uno de los 100 mejores médicos de España.
Hay personas que a los 30 aparentan 50, mientras otras a los 60 parece que tengan 40. ¿Cómo funciona el envejecimiento en unos cuerpos y en otros?
Desde el punto de vista científico y sobre todo en la última década, empezamos a conocer las marcas epigenéticas y cambios moleculares que se producen en nuestras células con el envejecimiento. Autores españoles han firmado artículos en este sentido. En 2013 la revista Cell publicó “The Hallmark of Aging”, donde Carlos López-Otín hablaba de nueve marcas de envejecimiento. En enero de 2023 ha salido una actualización donde ya aparecen 12 marcas, “The Hallmarks of Aging“, NIH, junio 2013.
¿Qué son esas marcas de envejecimiento?
Es lo que ocurre en nuestras células a medida que vamos envejeciendo, como la disminución de la funcionalidad de las células madre, el acortamiento de los telómeros (extremos de los cromosomas), acumulación de células senescentes, inflamación crónica… También la disbiosis intestinal, por ejemplo. Sabemos que esto produce un deterioro de la función celular. También hay genes relacionados con el envejecimiento que dejan de funcionar adecuadamente, en algunas personas antes que en otras. Todo eso da la epigenética del envejecimiento, por eso algunos con 80 años pueden correr media maratón o tener una función cognitiva magnífica, y otros no. El resultado final epigenético es una mezcla de la genética y el ambioma, nuestra interacción con el medio ambiente, como nos portemos de bien con la vida (si hacemos ejercicio, si comemos adecuadamente…).
¿Qué porcentaje de envejecimiento es genético y qué porcentaje es ambioma, y está en nuestras manos?
Arrastramos un 20 o 30% de genética, el resto, 70 o 80%, es ambioma, lo tenemos en nuestras manos. Cuando eres muy niño pesa más la genética, pero a medida que te haces mayor el resultado depende más de tus estilos de vida (si has fumado, si te has puesto protector solar…). Al final de la vida, de nuevo, tiene peso la genética porque se ha comprobado que quienes sobrepasan de largo la esperanza de vida media tienen genes protectores contra el envejecimiento.
¿El envejecimiento es algo natural o ya se considera una enfermedad?
La tendencia es a considerarlo una enfermedad. Hay bastante debate sobre esto, porque es un tema bioético. En 2022 la OMS describe un código de enfermedad que se llama “declive intrínseco relacionado con el envejecimiento”. Se planteaba llamarlo “edad avanzada” pero es un término demasiado subjetivo. Lo que ocurre es que cuando hay un código se puede investigar como si fuera una enfermedad. Podemos decir que el envejecimiento se considera la madre de las enfermedades que acabaremos teniendo con el paso del tiempo.
¿A partir de qué edad definitivamente empezamos a envejecer? Usted habla de senescencia programada…
A lo largo de nuestra vida pasamos por cuatro fases, tres momentos de envejecimiento. En la primera no tenemos enfermedades y llega hasta los 35 o 40 años. A partir de esa edad, la mayoría de la población tiene algún diagnóstico médico, aunque no se encuentre mal. A partir de los 60 la mayoría de las personas se encuentran regular, mal o muy mal. A partir de los 80, el 50% de la población es dependiente en su día a día. ¿Cuándo empezar a coger las riendas de la salud en serio? Entre los 35 y los 40 años empieza el declive de salud asociado al envejecimiento. Se ha visto que en esos tres momentos de la vida hay cambios de metilación en nuestro ADN. Parece que hay una programación de la senescencia en diferentes momentos, aunque no se puede ser categórico.
¿Qué es la medicina proactiva preventiva en la que usted es pionero?
Se engloba en lo que llamamos el paradigma sanitario el siglo XXI, que complementa la medicina reactiva -hacer algo cuando estás enfermo- con una visión orientada a la prevención. En la carrera de medicina te dicen: “no hagas nada mientras no sea necesario”. Esto sería un giro: “haz lo que puedas antes de que llegue la enfermedad”. Es la medicina de las Ps, preventiva, proactiva, predictiva, personalizada, de precisión y placentera, ya que vas al médico no porque estás enfermo, sino porque quieres seguir estando sano. Es intentar correr el punto de los 60 hacia los 70 u 80 años.
¿Esa medicina puede predecir qué enfermedades tendré?
Si te hago un chequeo puedo ver en analíticas e historia clínica, por ejemplo, una tendencia a la mala gestión del metabolismo de los hidratos de carbono. Puedo observar si en tu familia hay antecedentes de diabetes. Puedo usar métodos de diagnóstico diferentes (poniendo glucómetros aunque seas una persona sana, por ejemplo), ver tu microbiota intestinal, ver qué tal duermes… Con todo eso, determinamos si tienes tendencia hacia la diabetes, la hipertensión o la ateromatosis. Así podemos poner en marcha acciones preventivas muy personalizadas, incluso hacer estudios genéticos, secuenciar el genoma… ¡Hay decenas de pruebas!
Siempre en la medicina privada, para quien lo pueda pagar. ¿Se prevé que llegue a la pública?
Es una medicina de vanguardia, de fronteras, está en sus primeros pasos. Este año se ha inaugurado un servicio de esta medicina en un hospital público en Israel, es una gran noticia. Van a acoger a 2.000 pacientes de diferentes edades y les harán pruebas y mediciones para confirmar como es el envejecimiento en cada grupo de población.
Dice usted que no hay que conformarse con estar “normales”, lo normal no es lo óptimo. ¿Qué significa?
Los rangos de normalidad en medicina se establecen de forma que dentro de esa normalidad entra el 95% de la población, el nivel de exigencia es muy bajo. Si esos biomarcadores los colocamos en un punto más alejado de la enfermedad, nos alejarán más efectivamente de la patología. La tensión arterial sistólica (alta) se considera a partir de 140, pero un valor verdaderamente bueno es por debajo de 120. La glucosa en ayunas debe estar por debajo de 90, el colesterol LDL puede ser por debajo de 116 o debajo de 100 en otros casos, el ácido úrico óptimo es por debajo del 5,5… Y así con decenas de biomarcadores.
¿Hasta qué punto el ejercicio físico es la clave del envejecimiento saludable?
Hay que moverse, que cada cual haga lo que pueda. Las sociedades longevas de las llamadas zonas azules se caracterizan porque la población tiene vidas muy activas, aunque no hagan deporte: trabajan en la huerta, pescan, van en bici, suben escaleras… La tendencia en la sociedad moderna es a estar sentados, coger el coche y subir en ascensor. ¡Ponte en movimiento! Eso que llamamos actividad física es la non-exercise thermogesis activity: ir andando a los sitios, ponerse de pie, trabajar de pie o sentado en un fit ball para ejercitar el core, levantarte del lugar de trabajo de vez en cuando… Después tenemos el ejercicio, que es cuando te pones la camiseta y pantalones para entrenar. Otra cosa es el deporte, cuando te vas a jugar un partido de tenis. Pero lo importante, es moverse.
Se está viendo que la masa muscular está muy relacionada con el envejecimiento saludable. ¿Es así?
Totalmente. Uno de los problemas del envejecimiento es la fragilidad que va de la mano de la sarcopenia, la pérdida de la masa muscular, relacionada con riesgos de caídas y con otras enfermedades. El músculo no solo sirve para el movimiento o alzar peso, es un órgano que libera mioquinas, sustancias buenas para las arterias y nuestro cerebro. Hay que trabajar los músculos, no solo hacer cardio, también fuerza. Y esto sirve para mujeres, hombres, adultos y niños. ¡Todos!
Además de las pautas que ya nos sabemos… ¿Qué hábitos de alimentación influyen para envejecer bien?
Come poco y come dieta mediterránea, aplica la restricción calórica a tus necesidades diarias, y si es algo menos, todavía mejor. Come fruta, verdura, frutos secos, limita la carne roja, toma aceite de oliva y legumbres, bebe dos o tres litros de agua al día y limita los ultraprocesados.
¿Qué le parecen los ayunos?
Los ayunos de 12 horas ya funcionan. También se puede hacer el de 16-8, 16 horas de ayuno y 8 horas de ventana de ingesta, siendo mejor no cenar que dejar de desayunar. Esto no es necesario hacerlo todos los días y hay que tener en cuenta que algunas personas lo toleran mejor que otras. También está la famosa dieta de Valter Longo, con un período de ayuno de cinco o seis días, un mes sí, un mes no, limitando la ingesta de calorías diarias a unas 1.000.
¿No es peligroso hacer ayunos?
Se lleva haciendo toda la vida, es la Cuaresma de los cristianos, el Ramadán de los musulmanes, o la semana a caldos de la abuela. Lo lleva haciendo el ser humano toda la vida.
¿Qué suplementos alimentarios ayudan realmente a la salud, con la edad?
Con la forma en la que comemos hoy en día, con muchos procesados y ultraprocesados, con cultivos intensivos, con conservantes, colorantes, antioxidantes, pesticidas… La densidad nutricional de la alimentación no es lo que era hace años. Es difícil tener los niveles óptimos de nutrientes, aunque hagamos una dieta que consideremos equilibrada. Cuando hacemos analíticas, muy habitualmente vemos que, marcadores que tienen que ver con la alimentación, no están en su nivel óptimo, a pesar de comer bien. Eso lo complementamos con suplementos.
¿Por ejemplo?
Medimos los niveles de omega-3, que tienen que ver con la ingesta de pescados azules. Lo más habitual, incluso en personas que tienen cuidado en comer bien, es que los niveles de omega-3 estén en niveles bajos o subóptimos. Por otro lado, a medida que vamos envejeciendo, nuestra microbiota intestinal y nuestra capacidad de absorción de nutrientes se va alterando, y ahí tiene sentido hacer una buena prescripción de una buena suplementación.
En cuanto al sueño, ¿qué ayuda al envejecimiento saludable?
La higiene del sueño, tener horarios adquiridos para acostarse y levantarse, evitar luces blancas por la noche, evitar dispositivos electrónicos antes de ir a la cama, evitar la activación cerebral y la actividad física intensa por la noche… Esto son generalidades, cada persona es diferente. La cena debe ser ligera, y es recomendable acostarse después de hacer la digestión, con una buena almohada, en oscuridad, con una temperatura adecuada, en ausencia de ruido…
A partir de cierta edad, ¿es normal despertarse durante la noche?
A partir de los 40 se empieza a tener sueño fragmentado, hay despertares nocturnos por mala digestión, por dolores, por malestar, por responsabilidades familiares… Pero si te vuelves a dormir, acumulas 7 horas de sueño y no tienes somnolencia diurna, no pasa nada. Muchas personas dicen que duermen mal, pero en realidad no es así. Hay que ir con cuidado con los psicofármacos. El envejecimiento hace que la acrofase de la melatonina -el pico- sea más baja.
¿Cómo nos afecta en todo esto el estrés?
Probablemente, la ansiedad y estrés sean lo que más envejece. Llevamos toda la vida intentando abordar estas situaciones y la forma de gestionarlo. Hay técnicas de atención plena, pero no todo el mundo es capaz de conseguir la focalización o no pensar. Al final, rezar o ir a una iglesia o templo es una forma de introspección, hay que buscar la paz interior y cada cual la puede buscar como quiera o pueda.
Está en auge la terapia hormonal contra el envejecimiento. ¿Qué ventajas supone?
Una de las características que se dan con el envejecimiento y de aquellas causas que lo producen es que los niveles hormonales van bajando, excepto en el cortisol y la insulina, que suben. Esa bajada de las hormonas se relaciona con una pérdida de la funcionalidad. Se ve clarísimamente en el momento de la menopausia, hay un declive agudo en pocos meses de algunas hormonas, y muchas mujeres perciben la sintomatología asociada con esto, con la bajada del estradiol, de los estrógenos. La terapia de optimización de los niveles hormonales se ha visto que produce una mejora de la vitalidad y el bienestar, en varios aspectos que van desde la función sexual hasta la fuerza, el estado anímico, o la función neurocognitiva. Además, las hormonas funcionan como prevención de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Se habla mucho sobre el chip o pellet hormonal…
Es una forma de hacerlo, de aportar las hormonas, pero hay otras vías de aplicación: cremas, óvulos, inyecciones, comprimidos, pellets… Todo depende de las hormonas a prescribir.
¿Y qué riesgos comporta esta terapia hormonal?
Estamos en un momento de hormonofobia, de miedos generados a raíz del abuso de hormonas para fines que no son los correctos: para desarrollar mucho músculo en el gimnasio, para el dopaje deportivo o para la industria alimentaria, en la ganadería. Por otro lado, se vinculan algunas terapias con la aparición de algún tipo de cáncer. En el estudio WHI publicado en 2002 se usaron pseudohormonas y se vinculó su uso con el cáncer de mama y el tromboembolismo. Esto generó un halo de hormonofobia, miedos, suspicacias. Permanentemente, hay estudios que muestran los beneficios de las terapias hormonales bien enfocadas.
¿Qué son los geroprotectores y cómo se pueden utilizar contra el envejecimiento?
Desde hace una década el interés de la ciencia por actuar en las marcas del envejecimiento para revertirlas es enorme, muchos laboratorios trabajan en ello. Los geroprotectores son las sustancias, suplementos o fármacos, que puedan tener un efecto sobre alguna de las marcas, actuando sobre la causa del envejecimiento. Los anglosajones lo llaman longevity medicine, y estudios publicados en Nature Aging o The Lancet ya hablan de acciones en las células madre, terapia génica, reprogramación celular, parabiosis, metformina, rapamicina, espermidina… Son geroprotectores que están en fase de estudio. La medicina del rejuvenecimiento nos traerá cambios espectaculares, lo que puede venir es muy importante.
El récord de longevidad está en 122 años… ¿Cuánto llegaremos a vivir?
Un estudio matemático dice que para cuando los nacidos hacia 1950 lleguen al momento de la esperanza de vida media (ahora tienen más de 70 años), muchos van a escaparse hacia más adelante. Habrá un colectivo grande de personas de más de 100 años. La francesa que vivió 122 años fue un caso puntual, pero en unas décadas eso será más frecuente. Llegará una oleada de unos miles de supracentenarios (de más de 110 años) y habrá más probabilidades de que se bata el récord de longevidad.
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