Menos Vitamina D, menos cerebro

Un nuevo estudio demuestra que la carencia de vitamina D se asocia con el envejecimiento acelerado del cerebro.La vitamina D es necesaria para el normal funcionamiento de multitud de procesos en el organismo. No en vano, la mayor parte de nuestras células tienen receptores que detectan y responden a sus niveles. Un nuevo estudio demuestra que la carencia de vitamina D se asocia con el envejecimiento acelerado del cerebro. Artículo publicado en la revista Alimente el 26/12/2022.

Como ya contamos en este espacio, la vitamina D es la vitamina maravilla que cada vez, se desvela como más importante para nuestra buena salud, “La vitamina maravilla, también antienvejecimiento“, Gente Sana, julio 2020. De su papel clásico para la regulación del metabolismo del calcio conocido por el raquitismo, a su protagonismo como modulador del sistema inmune. De hecho, se acaba de publicar un trabajo, “Association between vitamin D supplementation and COVID-19 infection and mortality“, Scientific report, noviembre 2022, que demuestra como los suplementos de vitamina D fueron capaces de reducir en casi un tercio el riesgo de infección por COVID-19, y la mortalidad en los 30 días tras la infección.

A largo plazo, la deficiencia de vitamina D también puede afectar a nuestra salud, con un mayor riesgo de enfermedad autoinmune, de mortalidad por cualquier causa, “Vitamin D Status and Mortality: A Systematic Review of Observational Studies“, MDPI, enero 2019 y de envejecimiento acelerado.

Esencial para el sistema nervioso.

La vitamina D no solo es esencial para los huesos, los músculos, o para el sistema inmune. Nuestro sistema nervioso también depende de ella para un buen funcionamiento y es imprescindible para el desarrollo cerebral en las primeras etapas de la vida. Su carencia se asocia en la vida adulta con afecciones neurológicas y psiquiátricas como demencia, Parkinson, Alzheimer, o del sistema nervioso como la esclerosis múltiple,Vitamin Dand Ageing: Neurological Issues“, Karger, 2010.

Uno de los mecanismos por los que esta vitamina podría frenar el deterioro neurocognitivo es favorecer la neurogénesis, es decir, el proceso de generación de nuevas neuronas, y mejorar la supervivencia de las ya existentes, “Vitamin D deficiency as a potential risk factor for accelerated aging, impaired hippocampal neurogenesis and cognitive decline: a role for Wnt/β-catenin signaling“, National Library of Medicine, julio 2020. El nuevo estudio que acaba de publicarse, ha analizado de forma directa el efecto de la deficiencia de vitamina D sobre las estructuras cerebrales y su función, mediante técnicas de neuroimagen.

 El nuevo estudio.

En esta investigación se analizaron los datos procedentes de 1.865 individuos, de los que se obtuvieron los niveles de vitamina D a través de una analítica de sangre, y que se sometieron a una prueba de imagen por resonancia magnética cerebral. De esta forma se valoró la relación entre niveles de la vitamina y parámetros como la edad cerebral, o el volumen cerebral total, de materia gris, y del hipocampo.

Los resultados fueron claros: la deficiencia de vitamina D se asoció con una mayor edad cerebral, calculada por las pruebas de imagen. Además, se encontró también una relación con el volumen cerebral total y de materia gris, si bien no del hipocampo, “Vitamin D deficit is associated with accelerated brain aging in the general population“, PubLMed, octubre 2022.

Estos hallazgos corroboran otros de un estudio anterior donde, con datos procedentes del Biobank de Reino Unido, con más de 295.000 participantes, se reproduce la relación entre niveles de vitamina D y parámetros en muestras de imagen cerebral: a menor nivel, menor volumen cerebral, y mayor riesgo de demencia y de ictus, Vitamin D and brain health: an observational and Mendelian randomization study The American Journal of Clinical Nutrition, abril 2022.

Una seguro para nuestro cerebro.

El nuevo estudio corrobora mediante pruebas de imagen, una relación entre niveles de vitamina D y cambios estructurales en el cerebro. Y el efecto va en paralelo al observado en relación a la función cerebral y el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

Mantener unos niveles adecuados de vitamina D durante toda la vida puede reducir el riesgo de estas enfermedades y de envejecimiento prematuro del sistema nervioso. La exposición solar segura, una dieta adecuada, y los suplementos cuando sean necesarios, son estrategias sencillas y seguras y que pueden garantizar un suministro adecuado de vitamina D.

A edades avanzadas, los suplementos pueden ser casi imprescindibles. El motivo es que la capacidad para sintetizar vitamina D a partir de la exposición solar, se reduce en más de un 50% a los 70 años de edad, tomando como referencia la capacidad a los 20 años. La absorción intestinal de esta vitamina, sin embargo, apenas se ve afectada, “Aging decreases the capacity of human skin to produce vitamin D3“, National Library of Medicine, octubre 1985.

Mantener  regularidad en hábitos como una buena alimentación, y el ejercicio al aire libre, son estrategias efectivas y relativamente sencillas, para mantener un cerebro sano

En cualquier caso, este es otro argumento más para asegurarse de mantener unos niveles óptimos de vitamina D. En la actualidad, no se recomienda el cribado de vitamina D para la población general, no sin cierta polémica. Esta es una prueba analítica de bajo coste y que, dado el cada vez más relevante papel de esta vitamina para la prevención de enfermedades crónicas, y la alta prevalencia de su deficiencia (entre un 40-60% en población general y >80% en mayores) hace preguntarse si el coste-beneficio no sería positivo. No olvidemos también que la deficiencia de magnesio, debido a su papel en el metabolismo de la vitamina D, puede reducir su efectividad, “Magnesium Supplementation in Vitamin D Deficiency“, PubLMed, enero 2019.

Junto a un mantenimiento de los niveles adecuados de estos nutrientes, no olvidemos hábitos como el ejercicio. El músculo no solo sirve para movernos, sino que segrega una enorme cantidad de sustancias, denominadas miocinas, con beneficios para nuestra salud. Una de ellas es el “Factor de crecimiento derivado del cerebro” o BDNF por sus siglas en inglés. Y es la explicación de los beneficios de la actividad física para nuestra salud neurocognitiva.  A largo plazo, mantener la regularidad en hábitos como una buena alimentación, y el ejercicio al aire libre, son estrategias efectivas y relativamente sencillas, para mantener un cerebro sano… junto con la curiosidad.

Clínica Dr. Durántez para un envejecimiento saludable

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