El Dr. Steven Blair, uno de los epidemiólogos más reconocidos internacionalmente en el campo de la actividad física y la salud, lleva cerca de 40 años siguiendo a un grupo de más de 80.000 personas pertenecientes al Aerobics Center Longitudinal Study (ACLS), algunas de las cuales han sido evaluadas con pruebas de esfuerzo máximo, varias veces a lo largo de este tiempo. El ACLS es probablemente el principal estudio, que demuestra consistentemente el rol de la condición física como predictor de morbilidad y mortalidad. Artículo publicado en la revista Alimente el 26/5/2020.
El sobrepeso o la obesidad, a menudo entendidos como un excesivo IMC, han sido unos de los factores más asociados a la mortalidad en la historia. Sin embargo, hace ya casi tres décadas el Dr. Blair publicó en la prestigiosa revista JAMA un estudio que cambiaría este paradigma, “Physical Fitness and All-Cause Mortality: A Prospective Study of Healthy Men and Women“, JAMA, 1989.
En dicho estudio se mostró cómo una mejor forma física (expresada como capacidad cardiorrespiratoria en una prueba de esfuerzo) se asociaba con una menor mortalidad, independientemente de la presencia de otros conocidos factores de riesgo como el tabaquismo, el colesterol, la presión arterial o, incluso, la obesidad. Parece que el estado de forma podría jugar un rol más importante, o al menos igual de importante, que la obesidad en el desarrollo de patologías y la mortalidad. Es lo que se conoce como fat but fit o, coloquialmente, ‘gordo pero en forma’.
La condición física contrarresta los efectos negativos asociados a la obesidad, mientras que estar delgado no es suficiente para estar sano.
El concepto de fat but fit surge a partir de dos estudios publicados en 1999 pertenecientes al ACLS. En ambos se estableció que los hombres con obesidad pero en forma tienen un riesgo de mortalidad inferior a aquellos con normopeso pero en baja forma y esto ocurrió tanto cuando la obesidad fue definida a través del IMC como cuando lo fue por medio de la suma de los pliegues cutáneos o por hidrodensitometría, “Cardiorespiratory fitness, body composition, and all-cause and cardiovascular disease mortality in men“, The American Journal of Clinical Nutrition, marzo 1999. Es decir, la condición física contrarrestaría los efectos negativos asociados a la obesidad, mientras que estar delgado no es suficiente para estar sano.
En los años siguientes a la publicación de estos estudios, el papel de la obesidad como factor de riesgo per se se ha puesto en entredicho. Así, en un meta-análisis liderado por el Dr. Blair se trató de reunir la evidencia al respecto, comparando la forma física y la obesidad como factores de riesgo sobre la mortalidad, “Fitness vs. Fatness on All-Cause Mortality: A Meta-Analysis“, ScienceDirect, septiembre 2013. Tras analizar datos de 10 estudios y más de 92.000 personas, los autores encontraron que una peor forma física se asociaba a una mayor mortalidad, con independencia del IMC. Sin embargo, no existieron diferencias en el riesgo de mortalidad entre sujetos con normopeso, sobrepeso u obesidad si su forma física era buena.
Una peor forma física se asociaba a una mayor mortalidad, con independencia del IMC.
No hace mucho, comentábamos en este mismo espacio de opinión que se han creado términos como fofisano u ‘obeso metabólicamente sano’ que tratan de describir a aquellas personas con obesidad, pero que presentan un perfil metabólico aparentemente sano,”“Fofisanos”, un concepto poco creíble“, Gente Sana, marzo 2020. Es decir, libre de comorbilidades como hipertensión, dislipidemia o diabetes.
En este contexto, investigadores de la Universidad de Granada y el Dr. Blair han establecido que una característica esencial de las personas con obesidad y metabólicamente sanas es que muestran una buena condición física y presentan un 30-50% menor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad en comparación los que padecen obesidad, pero no están sanos metabólicamente, “The intriguing metabolically healthy but obese phenotype: cardiovascular prognosis and role of fitness“, Oxford Academy, febrero 2013. salud
Sorprendentemente, también determinaron que no existen diferencias entre los obesos metabólicamente sanos que además están en forma y los sujetos con un porcentaje graso normal y metabólicamente sanos. Por lo tanto, nuevamente se vuelve a dejar claro que estar en buena forma desempeña un rol protector fundamental frente a la enfermedad o lo que es lo mismo, el paradigma del fat but fit. salud
Un hombre con obesidad y una buena condición física tendría un menor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular que un hombre con normopeso pero en baja forma
Sin embargo, en un interesante y reciente estudio liderado por el Imperial College de Londres y desarrollado en varios países europeos se vuelve a poner en entredicho el mito de que pudiera existir una obesidad saludable o, al menos, una ‘obesidad no patológica’ al encontrar que las personas con un elevado peso y metabólicamente sanas tenían mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en relación con aquellas con normopeso, “Separate and combined associations of obesity and metabolic health with coronary heart disease: a pan-European case-cohort analysis“, Oxford Academy, febrero 2018. Esto nos sugeriría que incluso aunque los niveles de azúcar en sangre, la tensión arterial o el colesterol fueran normales, el exceso de peso afectará a la salud del corazón. Por otra parte, el riesgo de enfermedad cardiovascular en aquellos que no eran metabólicamente sanos fue mayor que en los que sí lo eran, independientemente del IMC. salud
En definitiva, y a pesar de la controversia que parece existir en torno a los conceptos de fat but fit y obesidad metabólicamente sana, tal como en parte, sugiere el Dr. Blair en una interesante revisión sobre el tema publicada en el 2016, “Obesity and Cardiovascular Disease“, AHA Journal, nos hemos de quedar con tres mensajes claros:
1) tener obesidad y estar en forma reduce el riesgo de mortalidad, lo que sugiere que si las personas con unos kilos de más se vuelven activos físicamente y mejoran su forma física, aun sin reducción de peso, pueden tener importantes beneficios a largo plazo; 2) un hombre con obesidad y una buena condición física tendría un menor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular que un hombre con normopeso pero en baja forma, lo que apunta a que estar delgado per se no sería una condición para garantizar una salud cardiovascular óptima; y 3) un obeso metabólicamente sano que no esté en forma, no se beneficia de un menor riesgo de morbi-mortalidad.
Clínica Dr. Durántez para un envejecimiento saludable
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