En los últimos años hemos sido testigos de un gran avance del rendimiento deportivo en numerosas disciplinas. Por ejemplo, el mediático proyecto “maratón sub 2 horas”, es decir, el intento de conseguir recorrer los 42 km y 195 metros del maratón en menos de 2 horas, parece estar cada vez más cerca – el keniata Eliup Kipchoge lo hizo en 2:01:39 en una carrera oficial, y en 2:00:25 en un intento considerado “no oficial” pero igualmente extraordinario -. Pero no menos reseñable es el caso de las numerosas hazañas deportivas conseguidas por atletas de avanzada edad en distintas disciplinas, incluyendo la carrera de la maratón. Artículo publicado en la revista Alimente el 07/05/2019
El pasado mes de diciembre el estadounidense Gene Dykes conseguía a sus 70 años terminar el maratón en 2:54:23, algo imposible para la mayor parte de la población incluso con la mitad de edad. Dykes batió así el record del mundo en su grupo de edad, establecido previamente por el difunto Ed Whitlok a los 73 años. La hazaña ha sido de tal magnitud que hasta la prestigiosa revista médica The New England Journal of Medicine, ha publicado una carta con los parámetros fisiológicos del deportista “Record-Breaking Performance in a 70-Year-Old Marathoner“, The New England Journal of Medicne, abril 2019.
Este caso no es más que un ejemplo de la larga lista de hazañas deportivas conseguidas por personas de avanzada edad. Por ejemplo, a finales de 2018 el japonés Hiromu-Inada, de 86 años, terminó el Ironman de Hawaii (considerada una de las pruebas más duras del mundo, incluyendo 3800 metros de natación, 180 km de ciclismo y 42 km de carrera a pie) en 16 horas y 54 minutos.
El ejercicio puede ayudar a mantener una gran función física en la vejez.
También reseñable es el caso de centenarios como el atleta italiano Giussepe Ottaviani (102 años), que en marzo de 2018 consiguió varias medallas de oro en el Campeonato de Europa Máster celebrado en Madrid saltando 85 cm en salto de longitud y alcanzando más de 3 metros en el lanzamiento de peso.
Más allá de la relevancia a nivel deportivo, estos casos deben servir para transmitir un importante mensaje: el ejercicio puede ayudar a mantener una gran función física en la vejez. Los casos arriba mencionados pueden ser considerados ejemplos aislados, y de hecho normalmente son vistos como personas con una excepcional dotación genética que les ha permitido alcanzar una avanzada edad en tal estado de forma. Sin embargo, y aunque es cierto que la genética puede jugar un rol mediador en nuestra calidad de envejecimiento, la ciencia ha demostrado que uno de los principales factores que nos hará alcanzar el denominado “envejecimiento saludable” es el estilo de vida, y en particular el ejercicio.
Estudios recientes han mostrado que aquellas personas que realizan ejercicio durante toda su vida atenúan la pérdida de forma física (principalmente reflejada como una pérdida masa muscular y de función cardiorrespiratoria, junto con una mayor masa grasa) normalmente asociada a la vejez. Por ejemplo, en el artículo “Cardiovascular and skeletal muscle health with lifelong exercise“, Journal of Applied Physiology, noviembre 2018, observaron que personas mayores de 70 años que habían realizado ejercicio de forma regular (en concreto, más de 50 años entrenando en torno a 5 días y 7 horas a la semana) presentaban una función cardiorrespiratoria – considerado uno de los principales marcadores de salud y estado de forma – un 44% mayor que aquellos que no habían realizado ejercicio.
La ciencia ha demostrado que uno de los principales factores para alcanzar un “envejecimiento saludable” es el estilo de vida, y en particular el ejercicio.
Y aún más esperanzadores son los resultados de otro reciente estudio, “Muscle morphology and performance in master athletes: A systematic review and meta-analyses“, ScienceDirect, abril 2018, que analizó datos de 2500 atletas de la categoría máster con más de 60 años y que habían entrenado durante al menos los últimos 20 años. Aquellos que hacían ejercicio de resistencia mantenían una función cardiorrespiratoria similar a la de una persona joven sana, y lo mismo ocurría para aquellos que hacían ejercicio de fuerza o potencia con respecto a la fuerza muscular.
El sedentarismo es actualmente considerado una de las grandes epidemias del siglo XXI, siendo responsable directo o indirecto (es decir, favoreciendo la aparición de otras patologías como la diabetes o la obesidad) de gran parte de las muertes que ocurren en países desarrollados. El envejecimiento, especialmente unido al sedentarismo, va asociado a una pérdida progresiva de funcionalidad que desemboca en un mayor riesgo de enfermedades, de pérdida de independencia, y de mortalidad.
Estas hazañas deportivas conseguidas por personas de avanzada edad deben ser por lo tanto una muestra de la relevancia del ejercicio físico para la salud a cualquier edad, pero especialmente durante la vejez. Nunca es tarde para comenzar a hacer ejercicio, pero cuanto antes, mejor.
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