Un estudio publicado el 14 de marzo en la prestigiosa revista Neurology, “Midlife cardiovascular fitness and dementia“, y citado en Medscape (1), pone de manifiesto que la práctica de ejercicio cardiovascular en mujeres a mediana edad se asocia con una reducción del 90% de riesgo de padecer demencia en etapas avanzadas de la vida.
Los investigadores evaluaron a un grupo de mujeres durante un máximo de 44 años y descubrieron que las que tenían una forma física alta a mediana edad, tuvieron un 88% de menor riesgo de desarrollar demencia que aquellas cuya forma física era de un nivel más moderado.
Además, cuando las mujeres con una forma física alta desarrollaron demencia, ésta apareció 11 años más tarde que en el grupo moderado, a los 90 años en lugar de los 79.
Según la investigadora principal del estudio:
Estos resultados son reveladores ya que sería posible que la práctica de ejercicio cardiovascular en personas a mediana edad podría retrasar o incluso evitar que desarrollen demencia.
Retrasar el comienzo de demencia
Todas las revisiones y metanálisis anteriores sugieren un estrecho vínculo entre la actividad física, la función cognitiva conservada y la disminución del riesgo de demencia. Sin embargo, los investigadores señalan que hay que tener en cuenta que estos estudios previos se basan en datos recogidos por declaraciones de los participantes y no a un examen físico riguroso. Por lo tanto, no se podría asegurar que la asociación entre la actividad física y la demencia esté favorecida por la estimulación social y cognitiva en lugar de por el nivel de forma física.
Para investigar si una mayor capacidad cardiovascular en la mediana edad se asocia con una disminución del riesgo de demencia, los investigadores midieron la capacidad cardiovascular máxima de 191 participantes de 50 años de media, del “The Prospective Study of Women”, que comenzó en 1968.
Para medir la capacidad cardiovascular máxima, las mujeres se sometieron a una prueba de esfuerzo en un cicloergómetro llevado hasta el punto de agotamiento.
La potencia máxima media alcanzada fue de 103 W. Un total de 40 mujeres cumplieron los criterios de “nivel alto”, con un resultado de 120 w o más, 92 mujeres cumplieron los criterios de “nivel medio”, y 59 mujeres de “nivel bajo”, con una potencia máxima alcanzada de 80 W o menos, o que tuvieron que suspender la prueba debido a una reacción hipertensiva, dolor en el pecho u otros problemas cardiovasculares.
La mejoría de la capacidad cardiovascular podría ser un factor importante para retrasar o prevenir la demencia. Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Practicar deporte a mediana edad puede proteger al cerebro de la demencia en los últimos años de la vida.
Durante los siguientes 44 años, las mujeres fueron sometidas 6 veces a pruebas de demencia con según el criterio de Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Third Edition, que consistía en exámenes neuro-psiquiátricos, entrevistas personales, registros hospitalarios y de datos hasta el año 2012.
Los resultados mostraron que 44 (23%) de las 191 mujeres desarrollaron demencia durante los 44 años de seguimiento. El tiempo medio hasta el inicio de la demencia desde el examen inicial fue de 29 años, y la edad media en el momento del inicio fue de 81 años.
El inicio de la demencia para el “nivel alto” se retrasó unos 5 años respecto al grupo del “nivel medio” y además, cuando se desarrolló lo hizo 11 años más tarde que las mujeres de “nivel medio” (a los 90 años en vez de a 79 años).
Es especialmente llamativo que la incidencia de demencia en aquellas que interrumpieron la prueba fue del 45%. “Esto indica que podrían estar ocurriendo procesos cardiovasculares adversos en la mediana edad que pudieran aumentar el riesgo de demencia”.
(1) Physical Fitness Tied to a Nearly 90% Reduction in Dementia Risk – Medscape – Mar 16, 2018.
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