La enfermedad de Alzheimer es responsable de casi dos de cada tres casos de demencia. Esta enfermedad es mucho más frecuente en las mujeres, lo que apunta a un vínculo con el perfil hormonal. Se ha vinculado una menopausia temprana con mayor riesgo de la enfermedad. ¿qué hay de cierto en ello? Artículo publicado en la revista Alimente el 3/11/2024.
Durante décadas, la investigación de la Enfermedad de Alzheimer (EA) se ha centrado principalmente en los factores de riesgo genéticos, de estilo de vida y ambientales. Sin embargo, estudios recientes han comenzado a arrojar luz sobre otra consideración importante: el papel de la menopausia. Las mujeres, especialmente las posmenopáusicas, se ven afectadas de manera desproporcionada por la enfermedad de Alzheimer. A los 65 años la prevalencia de la enfermedad en mujeres es el doble que en hombres. La pregunta es ¿Por qué son ellas más vulnerables?
Un artículo reciente, “Menopause and Alzheimer’s disease susceptibility: Exploring the potential mechanisms“, PubLMed, agosto 2024, profundiza en la conexión entre la menopausia y el Alzheimer, explorando cómo los cambios hormonales pueden aumentar la vulnerabilidad de una mujer a las enfermedades neurodegenerativas. Los hallazgos ofrecen nuevos conocimientos sobre las posibles estrategias de prevención y tratamiento.
Estrógenos y salud cerebral
La menopausia marca el final de los años reproductivos de una mujer y se define por el cese de los ciclos menstruales durante 12 meses consecutivos. Suele ocurrir entre los 45 y los 55 años y se acompaña de una fuerte caída en la producción de estrógenos. Más allá de su papel reproductivo los estrógenos tienen también un efecto neuroprotector que entre otros incluye la regulación del metabolismo energético o de la inflamación y el apoyo al crecimiento y la supervivencia neuronal.
El cerebro es un órgano energéticamente costoso, consumiendo alrededor del 20% de nuestra energía en reposo. La reducción de los niveles de estrógenos durante la menopausia puede producir una desregulación del metabolismo energético que podría ser una de las causas que aumenten la vulnerabilidad a los daños relacionados con el Alzheimer, como la formación de placas amiloides y ovillos de tau, ambos marcadores clave de la enfermedad. De hecho, estudios de imagen han mostrado como la estructura cerebral se ve alterada con la menopausia, y como la desregulación energética resulta en mayor acumulación de proteína beta-amiloide y pérdida de materia gris, “Increased Alzheimer’s risk during the menopause transition: A 3-year longitudinal brain imaging study“, PubLMed, diciembre 2018.
Otro elemento protector que se ve afectado durante la menopausia es el BDNF o factor neurotrófico derivado del cerebro. Esta sustancia que favorece la proliferación neuronal es la que se vincula con los beneficios del ejercicio para la salud cognitiva, ya que se produce con la actividad física. La respuesta a este factor está también modulada por los estrógenos y la reducción de sus niveles en la menopausia puede reducir su impacto protector.
Además de los propios estrógenos, hay otras hormonas que sufren cambios durante la menopausia. La progesterona también se reduce, si bien aun no está del todo claro cual es su papel en la salud cerebral. Por el contrario, se producen aumentos de FSH y LH que se asocian con mayor riesgo de deterioro neurocognitivo, demencia y Alzheimer.
Menopausia precoz y riesgo de Alzheimer
Existe un vínculo entre la menopausia temprana y un riesgo elevado de desarrollar Alzheimer más adelante en la vida. Las mujeres que pasan por la menopausia antes de los 45 años tienen un riesgo significativamente mayor de padecer la enfermedad. Una posible explicación es la aparición más temprana de la deficiencia de estrógeno que acompaña a la menopausia, lo que resulta un mayor plazo de desarrollo del deterioro neurocognitivo comparado con mujeres de menopausia más tardía. Un estudio reciente ha encontrado que cuanto mayor sea el periodo de exposición a los estrógenos durante la vida de la mujer, por tener una menarquía más temprana o una menopausia más tardía, menor riesgo de demencia, “The Effects of Estrogen on the Risk of Developing Dementia: A Cohort Study Using the UK Biobank Data“, PubLMed, julio 2024.
Otro factor que apoya este hecho es la observación de que las mujeres que sufren la “menopausia quirúrgica” tras la extirpación de los ovarios, muestran alteraciones cognitivas (especialmente la memoria) y tienen mayor riesgo de Alzheimer que las mujeres no intervenidas, “Association of Premenopausal Bilateral Oophorectomy With Cognitive Performance and Risk of Mild Cognitive Impairment“, PubLMed, noviembre 2021,
Factores genéticos y menopausia
Sabemos que la presencia del alelo APOE4 es uno de los factores de riesgo genético más importantes para la enfermedad de Alzheimer. Las mujeres que portan este alelo tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer que los hombres con los mismos antecedentes genéticos, lo que sugiere una posible interacción entre APOE4, la menopausia y el riesgo de Alzheimer.
Se especula que la caída de estrógenos durante la menopausia puede exacerbar los efectos del alelo APOE4, lo que lleva a un deterioro cognitivo más significativo en las mujeres portadoras del gen. Esta intersección de cambios hormonales y predisposición genética presenta un panorama complejo de por qué algunas mujeres son más vulnerables al Alzheimer que otras. Los datos no son concluyentes, pero esta es una línea activa de investigación a la que habrá que estar atentos.
Un reciente hallazgo muy importante es el de una variante genética descubierta en el año 2022 y que se asocia con el adelanto de la menopausia nada menos que en 9 años comparadas con las mujeres no portadoras. Esta variante está presente en 1 de cada 10.000 mujeres de ascendencia nórdico-europea, “Homozygosity for a stop-gain variant in CCDC201 causes primary ovarian insufficiency“, Nature Genetics, agosto 2024
Está por ver si esta variante también impacta en el futuro riesgo de demencia de las mujeres portadoras, lo que confirmaría los hallazgos en esta línea con respecto a la exposición durante la vida a los niveles de estrógenos.
¿Es la terapia de reemplazo hormonal una posible solución?
Dados los efectos protectores del estrógeno, se podría suponer que la terapia hormonal de reemplazo podría reducir el riesgo de Alzheimer y demencia en mujeres posmenopáusicas. Su aplicabilidad está en estudio y mientras que algunos estudios sugieren que el inicio temprano de la terapia durante la transición a la menopausia puede ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo, otros señalan que comenzar la TRH más tarde en la vida puede aumentar el riesgo de demencia.
El momento parece ser un factor crucial para determinar si la TRH es beneficiosa. La “hipótesis de la ventana crítica” sugiere que la TRH es más efectiva cuando se inicia alrededor de la menopausia, mientras que hacerlo años más tarde puede reducir su impacto positivo. Se necesita más investigación para determinar el momento, la dosis y el tipo de terapia hormonal óptimos para proteger la salud del cerebro en las mujeres posmenopáusicas. De lo que no nos cabe duda dada nuestra experiencia con la terapia hormonal es del potencial de este enfoque para la medicina preventiva. Seguiremos atentos.
Comments are closed.