Las ganancias en esperanza de vida y en salud pueden tener implicaciones económicas importantes. ¿Cómo afecta una población más longeva a la economía? Un nuevo análisis nos da las claves.
Las tendencias demográficas tienen sin duda un impacto crucial en la economía. Que la mayor parte de las sociedades occidentales tienen una población cada vez más envejecida es algo que se viene anunciando desde hace décadas, con una pirámide poblacional invertida. Se estima que en el año 2030 los mayores de 65 años serán el 30% de la población española. Artículo publicado en la revista Alimente el 12/12/2023.
Cuando hablamos de vivir más años y más sanos la respuesta de forma individual suele ser afirmativa. Pero cuando consideramos a la sociedad en su conjunto, la respuesta puede ser más compleja. ¿Qué implicaciones tiene una sociedad más envejecida? ¿Será positivo para la economía? Cuestiones como el mercado laboral, la edad de jubilación, o la bolsa de las pensiones salen a la luz de forma inmediata.
Un análisis detallado.
Además de las cuestiones anteriores, otras preguntas se relacionan con el impacto de una mayor longevidad sobre el gasto sanitario por enfermedades crónicas y por la dependencia. Claramente, vivir más años si no es mejorando la salud, puede tener un impacto negativo. La partida de atención a la dependencia en los Presupuestos Generales del Estado alcanzó en 2022 la cifra de 2.902 millones de euros, cifra inferior al 1% del PIB pero que no representa el gasto real debido a enfermedades crónicas y degenerativas. Más del 80% del gasto sanitario se invierte en tratar las enfermedades crónicas con una cifra cercana a los 100.000 millones de euros anuales en España.
Con este panorama es lícita la pregunta de si prolongar la vida puede mejorar o empeorar esta situación, especialmente en lo relativo al gasto sanitario. Para responder a esta pregunta, un grupo de Economistas de la London Business School junto con David Sinclair, biólogo de la Universidad de Harvard y uno de los más relevantes investigadores de la longevidad, han desarrollado un estudio econométrico al respecto, “International Gains to Achieving Healthy Longevity“, PubLMed, febrero 2013.
El objetivo del estudio ha sido dar un valor económico a las ganancias en longevidad a nivel poblacional. La metodología se ha basado en el llamado “Valor Estadístico de la Vida” que cuantifica la valoración monetaria que la sociedad atribuye a evitar que uno cualquiera de sus miembros fallezca.
Los datos de este valor estadístico para distintos países son de lo más interesante: mientras que en EEUU asciende a 50,9 trillones de dólares (trillón americano que es equivalente al billón europeo) teniendo en cuenta en el cálculo la población del país. En otros como Reino Unido el valor es de 6,5 trillones de dólares, pasando por los 10,8 trillones en Japón o los 3,6 de España. El valor más bajo se sitúa en Suecia con 1,3 trillones de dólares.
Una vez establecidos estos valores, los investigadores pasaron a analizar el valor de ralentizar el envejecimiento. Encontraron resultados interesantes:
- Cada año extra de esperanza de vida, es equivalente a un extra del 4 al 5% del PIB de cada país.
- Ralentizar el envejecimiento tiene más valor cuanto más vive la población, cuando la fertilidad disminuye y cuando hay más personas mayores.
- Es necesario aumentar tanto la esperanza de vida como la esperanza de vida en salud.
- Es prioritario tratar las causas que originan el envejecimiento y no solo los síntomas.
Adicionalmente, los investigadores analizaron el impacto histórico del PIB per cápita, y éste junto con el modelo de ganancia de longevidad. Encontraron que el valor de las mejoras en la salud era mayor que el aumento en el PIB. En el caso de Estados Unidos, y en el periodo de 2009 a 2018, el impacto teniendo en cuenta las ganancias de longevidad fue negativo ya que en este periodo la salud de los estadounidenses ha empeorado. Es el ya conocido concepto de que por primera vez nos encontramos con generaciones que van a tener peor salud que la de sus padres.
Vivir más y mejor, bueno para la economía.
En todos los resultados anteriores hay que tener en cuenta que el modelo trabaja con el concepto de envejecimiento saludable. Es decir, no se trata de vivir más sino de vivir más y mejor, de prolongar los años de vida en salud, reducir la dependencia y el impacto de las enfermedades crónicas. Todo ello a través de la medicina preventiva para el envejecimiento saludable. De este modo y con ese concepto en mente, se genera un circulo virtuoso: cuanto más vivimos y más envejecida está la sociedad, más valor tiene el envejecimiento saludable.
Con sociedades que envejecen y las previsiones de pirámide poblacional, conseguir un envejecimiento saludable es crucial. Sabemos que la carga de las enfermedades crónicas es una bola de nieve cada vez más difícil de parar. No hay más que ver las previsiones de crecimiento de enfermedades como la obesidad o la diabetes. Si en la actualidad el coste sanitario de su tratamiento amenaza la sostenibilidad del sistema, no podemos pensar que en un futuro la situación vaya a ser mejor de seguir por el mismo camino. La medicina preventiva para el envejecimiento saludable no es una frivolidad de unos pocos, es el enfoque que puede ayudar a mejorar nuestra calidad de vida como sociedad en las próximas décadas.
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