La cúrcuma no solo es conocida por su color amarillo intenso y por ser uno de los componentes fundamentales de esa mezcla de especias que es el curry.
La curcumina lo que contiene es una sustancia con capacidad antiinflamatoria y que está en estudio por su capacidad terapéutica. Artículo publicado en la revista Alimente el 11/05/2022.
Los productos naturales constituyen toda una serie de sustancias que se encuentran en la naturaleza, principalmente en el reino vegetal, aunque también en otros como hongos y levaduras o algas. Un clásico ejemplo es el del ácido salicílico procedente de la corteza de sauce, que era usada tradicionalmente como analgésico. A partir del descubrimiento del principio activo, se obtuvo por modificación química el ácido acetilsalicílico, que no es otra cosa que la aspirina. Lo mismo sucede con la penicilina, que Alexander Fleming descubrió en 1928 al observar en unas placas de cultivo contaminadas por un hongo (Penicillium notatum) que, en sus proximidades, no crecían las bacterias. Esto dio inicio a la era de los antibióticos.
Otras sustancias descubiertas en la naturaleza y usadas en la actualidad, son el taxol, una sustancia derivada del Tejo, y que se utiliza contra el cáncer de mama; la monacolina K, contenida en la levadura de arroz rojo,“¿Podemos bajar el colesterol y limpiar nuestras arterias sin fármacos? “, Gente Sana, junio 2018, y que tiene la misma función que las estatinas para reducir el colesterol; o el TA-65, aislado a partir de la raíz de astrágalo, usada en la medicina tradicional china, y que tiene la capacidad de activar la telomerasa, la enzima que alarga nuestros telómeros, “Telómeros: El reloj que marca las horas“, Gente Sana, octubre 2019
Curcumina, el secreto dorado.
La curcumina es una sustancia contenida en las raíces de Cúrcuma longa, o cúrcuma a secas. Esta raíz se ha utilizado como base para preparaciones en la medicina tradicional oriental, además de su más conocido uso como especia, que fue introducida en Europa en el siglo XIV por Marco Polo. La curcumina se aisló en 1815, y el primer artículo que demuestra su uso terapéutico data de 1937, donde su inyección intravenosa produjo un vaciado rápido de la vesícula biliar, en el tratamiento de la colecistitis.
El interés actual en la curcumina, procede de su capacidad antiinflamatoria, antioxidante, y también para inhibir algunos procesos asociados al crecimiento de los tumores. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) como el ibuprofeno, actúan inhibiendo dos enzimas llamadas ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2) responsables de desencadenar procesos inflamatorios. Como analgésicos y antiinflamatorios nos interesa anular la actividad COX-2, pero estos fármacos también anulan la COX-1, lo que conlleva como efecto secundario el posible daño a la mucosa gástrica, entre otros.
Por este motivo se desarrollaron nuevos fármacos a finales de los noventa, llamados –coxibs- que son selectivos para la COX-2, no inactivando la 1. Pues bien, la curcumina también es selectiva para COX-2, lo que la hace muy interesante en este sentido. Además, la FDA americana ha calificado la curcumina como “generalmente segura” como aditivo alimentario o suplemento en las condiciones de consumo habituales, no susceptible de efectos secundarios importantes incluso a dosis de 8 gramos diarios, como se ha demostrado en algunos estudios en pacientes con cáncer.
Por otro lado, hay ensayos clínicos que analizan la utilidad de la curcumina en el tratamiento de dolencias asociadas a la inflamación crónica tales como la enfermedad inflamatoria intestinal, la artrosis, o las cardiovasculares, “La inflamación crónica: el asesino silencioso“, Gente Sana, diciembre 2020.
Salud digestiva.
La enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa, Enfermedad de Crohn) es uno de los campos donde más se ha probado la curcumina. Un ensayo clínico piloto trató a cinco pacientes de UC con 550 mg de curcumina dos veces al día durante un mes y luego tres veces al día por otro mes. Hubo una mejora significativa de los síntomas y cuatro de los cinco redujeron o eliminaron en parte la medicación habitual. En el mismo ensayo, otros 4 pacientes con Crohn también tuvieron mejorías significativas en la sintomatología. Además, marcadores de inflamación como la proteína C reactiva, se acercaron a la normalidad en estos pacientes, “Curcumin therapy in inflammatory bowel disease: a pilot study“, PubLMed, noviembre 2005. La curcumina también puede evitar la recurrencia de la colitis ulcerosa. En un ensayo, el grupo que además del tratamiento convencional recibió curcumina, la tasa de recurrencia de la enfermedad fue de solo el 4,7% frente al 20,5%, “Highly Bioavailable Curcumin Derivative Ameliorates Crohn’s Disease Symptoms: A Randomized, Double-Blind, Multicenter Study“, PubLMed, diciembre 2020.
El síndrome del intestino irritable (IBS) es una alteración cada vez más frecuente. Su diagnóstico se basa en sintomatología, ya que las pruebas diagnósticas suelen dar “normal”. Esto hace que los pacientes queden en ocasiones infradiagnosticados y en un periplo en busca de soluciones para sus molestias, que incluyen hinchazón abdominal, estreñimiento, diarrea, o reflujo gastroesofágico. Una de las aproximaciones más utilizadas en la actualidad para abordar el IBS, es la dieta baja en FODMAPS, “Fodmap: la dieta del intestino“, Alimente, junio 2021. Pero la curcumina puede ser también una ayuda, como demuestra un ensayo clínico frente a placebo con 67 pacientes, donde se produjo una mejora significativa de los síntomas digestivos, “Efficacy of a curcumin extract (Curcugen™) on gastrointestinal symptoms and intestinal microbiota in adults with self-reported digestive complaints: a randomised, double-blind, placebo-controlled study“, PubLMed, enero 2021.
Otro ensayo con 121 pacientes encontró que una combinación de curcumina y aceite esencial de hinojo, mejoraba la calidad de vida y reducía el dolor abdominal, “Curcumin and Fennel Essential Oil Improve Symptoms and Quality of Life in Patients with Irritable Bowel Syndrome” PubLMed, junio 2016. Resultado similar al encontrado en otro ensayo con curcumina y extracto de Boswellia serrata, que fue efectiva incluso comparada con una dieta baja en FODMAPS, una de las intervenciones más eficaces en IBS, “Beneficial Effects on Abdominal Bloating with an Innovative Food-Grade Formulation of Curcuma longa and Boswellia serrata Extracts in Subjects with Irritable Bowel Syndrome and Small Bowel Dysbiosis“, PubLMed, enero 2022.
Salud articular.
La artritis y la artrosis son dos afecciones inflamatorias en las que también se ha podido comprobar la utilidad de la curcumina, tras observar in vitro que esta sustancia activa mecanismos protectores de los condrocitos, las células que forman el cartílago articular. Un ensayo en osteoartritis de rodilla, con curcumina frente a placebo encontró mejoras en las escalas de dolor asociadas con la enfermedad en aquellos que recibieron el extracto, “Curcuma longa extract reduces inflammatory and oxidative stress biomarkers in osteoarthritis of knee: a four-month, double-blind, randomized, placebo-controlled trial“, PubLMed, diciembre 2016. Similar resultado en otro ensayo clínico en sinovitis de la rodilla asociada a osteoartritis, donde hubo mejora en la sintomatología en aquellos que recibieron curcumina frente a placebo,”Effectiveness of Curcuma longa Extract for the Treatment of Symptoms and Effusion-Synovitis of Knee Osteoarthritis : A Randomized Trial“, PubLMed, diciembre 2020.
Un estudio interesante, en este caso con artritis reumatoide, dividió a 45 pacientes en tres grupos: curcumina (500mg/día), diclofenaco (50mg/día) o la combinación de ambos. Curiosamente, el primer grupo fue el que obtuvo mayores mejoras en los síntomas asociados a la enfermedad, incluso por encima de la combinación con otro antiinflamatorio tradicional como el diclofenaco,”A randomized, pilot study to assess the efficacy and safety of curcumin in patients with active rheumatoid arthritis” PubLMed, noviembre 2012.
Otros usos.
Si mencionábamos al inicio de este artículo la levadura de arroz rojo y las monacolinas, como una alternativa a las estatinas para reducir el colesterol junto con mejoras en el estilo de vida, la curcumina puede también ayudar en este sentido. Un meta-análisis que reúne los datos de 20 ensayos clínicos con 1.427 participantes, encontró que la curcumina es capaz de reducir los niveles de triglicéridos y aumentar los de HDL, complementando así el efecto de las monacolinas, “Lipid-modifying activity of curcuminoids: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials“, PubLMed, noviembre 2017.
En relación al cáncer, el interés se inició al comprobar in vitro que la curcumina es capaz de activar de forma selectiva procesos de apoptosis o muerte celular programada en las células cancerígenas, manteniendo intactas las sanas. También tiene actividad en otros procesos necesarios para el desarrollo del cáncer, como son la proliferación celular y la angiogénesis. Se ha probado la curcumina como agente terapéutico o como adyuvante a otras terapias contra esta enfermedad. Dos ejemplos interesantes son ensayos en los que la curcumina redujo el tamaño de tumores de mama en mujeres, “Antitumor Properties of Curcumin in Breast Cancer Based on Preclinical Studies: A Systematic Review“, PubLMed, abril 2022, o su efectividad en este otro trabajo, contra el cáncer de colon, “Anticancer Properties of Curcumin Against Colorectal Cancer: A Review“, PubLMed, abril 2022.
Aliado contra la inflamación crónica.
La curcumina tiene características que le hacen muy interesante como antiiinflamatorio: es selectivo COX-2, evitando efectos el daño estomacal; actúa reduciendo la inflamación por varias vías; y no tiene apenas efectos secundarios incluso a altas dosis. Esto puede permitir que la curcumina sea utilizada como profilaxis contra la inflamación crónica incluso de forma preventiva con dosis moderadas de mantenimiento.
Una de las limitaciones en el uso de la curcumina es su baja capacidad de absorción y que la eliminamos rápidamente en el hígado. Una de las estrategias más tradicionales ha sido la de añadir piperina, una sustancia contenida en la pimienta, y que reduce la eliminación hepática de la curcumina aumentando la concentración en sangre en más de un 150%. Otras preparaciones contienen emulsiones o nanoparticulas, que también mejoran la absorción. Una de las más conocidas y probadas es la formulación denominada Cursol®.
Por otro lado, los laboratorios están trabajando para desarrollar derivados de la curcumina, que puedan mejorar su actividad, absorción, y efectividad. Sea como fuere, la naturaleza siempre es la mejor inspiración, también en el desarrollo de nuevos fármacos.
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