La medicina para la longevidad está avanzando a pasos agigantados. Los descubrimientos desde diversos campos de la medicina y la biología, relacionados con el envejecimiento y cómo detenerlo o revertirlo, están convergiendo para convertir esta rama en una verdadera medicina preventiva personalizada, que puede revolucionar la salud.
Recientemente compartíamos con nuestros lectores como un novedoso experimento ha sido capaz de devolver la vista a ratones con degeneración en la retina, gracias a técnicas de rejuvenecimiento celular, “Recuperando la visión perdida“, Gente Sana, junio 2021. Es solo un ejemplo de como la medicina antienvejecimiento tiene implicaciones más allá de prolongar la vida y hacerlo con buena salud. Artículo publicado en la revista Alimente el 02/06/2021.
El envejecimiento ya ha sido reconocido como una enfermedad. Y es probablemente “la” enfermedad y causa primaria del resto de afecciones que azotan a un mundo cada vez más envejecido. Si somos capaces de detener o ralentizar el envejecimiento, podremos también hacerlo con las consecuencias de la diabetes, los infartos, o el Alzheimer.
Si somos capaces de detener o ralentizar el envejecimiento, podremos también hacerlo con las consecuencias de la diabetes, los infartos, o el Alzheimer.
Hasta hace pocos años, aspirábamos únicamente a frenar el deterioro asociado al paso del tiempo. Pero ahora, existe a todas luces la esperanza de poder incluso revertirlo. El culpable de este entusiasmo no es otro que el epigenoma. La epigenética se encarga de estudiar los cambios reversibles sobre el ADN, que se producen mediante un proceso denominado metilación. Este proceso, actúa como un interruptor que enciende o apaga ciertos genes y está relacionado con nuestro entorno y nuestros hábitos.
El descubrimiento de los relojes epigenéticos, tal como el GrimAge de Horvarth, que recientemente describimos, “Epigenética, los relojes de la vida“, Gente Sana, marzo 2021, ha revolucionado la medicina antienvejecimiento. Y puede revolucionar la salud, como demuestra el ensayo con ratones ciegos que mencionábamos al inicio, o el reciente estudio liderado por Juan Carlos Izpisúa y Pedro Guillén, que ha logrado reducir a la mitad el tiempo de recuperación de lesiones musculares, gracias a una técnica similar en la que también participan los llamados factores de Yamanaka y que hacen que el reloj pueda volver hacia atrás, “In vivo partial reprogramming of myofibers promotes muscle regeneration by remodeling the stem cell niche“, Nature Communications, mayo 2021.
Contando el tiempo hacia atrás.
José Luis Cordeiro es sin duda una de las figuras más conocidas en el mundo del Transhumanismo, esa corriente de pensamiento que aboga por el fin de la muerte. Orador experimentado, ha participado también en publicaciones científicas, como la recientemente publicada en la revista Aging. En este nuevo trabajo, junto a investigadores de renombre como el bioquímico Rodolfo Goya, describen un modelo modular del epigenoma, que puede ayudar a entender los procesos a seguir para un rejuvenecimiento efectivo de un ser vivo, “Aging and rejuvenation – a modular epigenome model“, Aging, noviembre 2020.
Las células madre embrionarias, tienen la menor edad cronológica y epigenética posible para un organismo, como mencionábamos en esta entrada, “¿Cuándo empezamos a envejecer?“, Gente Sana, mayo 2021. Estas células tienen la increíble propiedad de que son eternamente jóvenes, mientras no reciban la orden de comenzar a formar los diferentes tejidos de un ser vivo, momento en que echa a andar el cronómetro.
En esta línea, un experimento fascinante es el de reprogramación de células de la piel de centenarios a células pluripotenciales, para después de nuevo volverlas a transformar en células del tejido original pero esta vez con características equivalentes a las de personas jóvenes. Entre otros marcadores, algunos como longitud telomérica, marcadores de estrés oxidativo o función mitocondrial volvían al estado de individuos jóvenes “Rejuvenating senescent and centenarian human cells by reprogramming through the pluripotent state“, PubLMed, noviembre 2011.
Las células madre embrionarias, tienen la increíble propiedad de que son eternamente jóvenes, mientras no reciban la orden de comenzar a formar los diferentes tejidos de un ser vivo, momento en que echa a andar el cronómetro.
El problema con el uso in vivo de los factores de Yamanaka, que se usan para activar ciertos genes responsables de revertir el reloj cronológico, es el desarrollo de tumores. Para ello Cordeiro y colaboradores describen otra estrategia: el uso de ciclos de rejuvenecimiento, donde estos factores son activados de forma periódica, para evitar el desarrollo de células tumorales. Dos experimentos publicados hasta la fecha en ratones consiguieron mejorar los marcadores en algunos tejidos en un modelo de progeria o rejuvenecer el hipocampo.
En teoría, esta aproximación debería potencialmente conseguir un rejuvenecimiento del organismo completo, ya que afectaría a los dos módulos del epigenoma que describen los autores: El reloj epigenético o módulo A, y el resto de marcadores epigenéticos que sería el módulo B. Por el momento, sin embargo, hay pocas pruebas experimentales que permitan concluirlo.
Una tercera aproximación, podría “resetear” únicamente el módulo A, el reloj que marca la edad cronológica. Esto llevaría a células parcialmente rejuvenecidas. En cualquier caso, el reto en la actualidad es conseguir controlar de forma precisa la activación y desactivación de esos factores, y el desarrollo de métodos que eviten la aparición de células tumorales. Ya ha indicios de que en función del método que se utilice para introducirlos en las células, el resultado puede ser distinto.
Del laboratorio a la consulta.
Creo que queda muy claro que la medicina antienvejecimiento es la verdadera revolución en la medicina del siglo XXI. Y probablemente, al igual que la genética y el genoma marcaron la segunda mitad del siglo XX, el epigenoma y su manipulación terapéutica lo harán en próximos años. Para aprovechar todo el potencial predictivo y preventivo de esta nueva rama, es necesario que consigamos que los descubrimientos y avances que contribuyen a ella desde diferentes disciplinas, sean adoptados en la práctica clínica lo antes posible, siempre con el rigor preciso.
Si aunamos el poder predictivo del Big Data y la inteligencia artificial, aplicados a los biomarcadores, con las nuevas técnicas emergentes de rejuvenecimiento epigenético, las terapias génicas, o el uso de la telomerasa, tenemos a nuestro alcance todas las herramientas para una verdadera medicina preventiva e incluso curativa, personalizada.
Así, un reciente comentario publicado en The Lancet, aboga por la educación y la formación en medicina de la longevidad para poder explotar su potencial con beneficios para la ciudadanía y los sistemas de salud “Longevity medicine: upskilling the physicians of tomorrow”, The Lancet, marzo 2021. Si el envejecimiento es junto con la obesidad, el principal factor de riesgo para la mayor parte de enfermedades, debemos ponernos manos a la obra de inmediato; el tiempo pasa volando.
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